Señales de que no eres una mala persona: Tu trauma es el culpable

El trauma y sus consecuencias tienen un gran impacto en todas las áreas de nuestra vida. La sanación del trauma puede llevar a un crecimiento positivo, autoconciencia y mayor resiliencia. Sin embargo, también puede afectarnos de muchas maneras negativas, incluso sin que nos demos cuenta.

El trauma puede presentarse de varias formas, desde experiencias emocionales hasta físicas y psicológicas. Básicamente, una experiencia traumática puede ser cualquier situación que provoque un intenso, abrumador y duradero sentido de miedo, ansiedad y estrés. Si no se resuelve, este trauma puede manifestarse de muchas maneras negativas. A continuación, te presentamos siete señales de que no eres una mala persona, es tu trauma.

Número 1: Siempre estás buscando el primer signo de problemas

¿Te han dicho alguna vez que eres muy negativo en tus pensamientos? ¿Sueles ser el primero en rendirte cuando las cosas se ponen difíciles? ¿Encuentras difícil perdonar y olvidar cuando alguien te hace daño? Si respondiste sí a alguna de estas cosas, no te apresures en culparte a ti mismo. Estas son respuestas comunes al trauma. Hay estudios que incluso muestran cómo el trauma dificulta que seamos optimistas porque la experiencia nos ha enseñado a estar siempre alerta ante el primer signo de problemas.

Número 2: Te cuesta confiar en los demás

Similar al punto anterior, muchos sobrevivientes de trauma también tienen dificultades para confiar y acercarse a los demás, incluso a sus seres queridos. El trauma los distanció emocionalmente, los volvió más suspicaces de las intenciones de los demás y los llevó a analizar cada pequeña cosa que alguien más dice o hace. También les resulta difícil pedir ayuda a los demás o abrirse sobre sus verdaderos sentimientos.

Número 3: Te retraes socialmente

Una de las señales más claras de que alguien todavía está luchando con su trauma es si comienzan a alejarse socialmente y a evitar relaciones interpersonales. ¿Te has encontrado siempre rechazando invitaciones o cancelando en el último minuto? ¿Ya no tienes ganas de pasar tiempo con tus seres queridos o mantener contacto con ellos? ¿Prefieres estar solo haciendo nada, incluso si eso no te hace feliz? No te castigues por volverte más retraído socialmente y perder interés en tus pasatiempos y relaciones. Es probablemente un efecto lamentable de tu trauma.

Número 4: Saboteas tus propias relaciones

¿Alguna vez te has acercado a alguien y has llegado a amarlo, ya sea románticamente o platónicamente, solo para descubrir que te sientes asustado, incómodo o inquieto? ¿Sientes la necesidad de huir o saboteas tus propias relaciones, especialmente cuando las cosas van bien? Aunque puede que no lo hagas conscientemente, es probable que hayas internalizado tus experiencias traumáticas pasadas, especialmente aquellas que involucran a otras personas, y ahora esperas que todas tus relaciones futuras fracasen, por eso te saboteas a ti mismo.

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Número 5: Tienes mecanismos de afrontamiento poco saludables

Cuando las personas enfrentan dificultades mentales y emocionales y no saben cómo enfrentarlas, es fácil sentirse abrumado y recurrir a mecanismos de afrontamiento poco saludables. Algunas personas comienzan a beber y festejar en exceso, mientras que otras recurren al juego y al gasto excesivo. Otros pueden dormir demasiado para evitar sus problemas y sentimientos, o comer en exceso para sentirse mejor por un momento. Algunos recurren a la autolesión, el descuido personal o ponerse en peligro. Sea cual sea el mecanismo de afrontamiento poco saludable, probablemente se derive de la búsqueda de una manera de lidiar con tu trauma.

Número 6: Eres emocionalmente reprimido y distante

Después de un evento traumático, muchas personas tienden a sentirse vulnerables, temerosas, avergonzadas, confundidas, violadas o incluso desesperanzadas. Cuando aún no estemos listos para enfrentar nuestros sentimientos, es probable que los reprimamos en lugar de confrontarlos. Pero una vez que comenzamos, puede ser difícil detenernos, especialmente cuando no hemos lidiado o procesado completamente nuestro trauma. Si notas que te has vuelto más emocionalmente reprimido y distante desde el trauma, es probable que sea la razón.

Número 7: No puedes controlar tus emociones

Otra señal de que alguien todavía está luchando con las secuelas de su trauma es que no puede controlar sus emociones. A diferencia del punto anterior, algunas personas pueden sentirse abrumadas emocionalmente y no pueden apagar sus sentimientos, por lo que a menudo están enojadas, irritable y tienen cambios de humor frecuentes y berrinches. Pueden llorar mucho más de lo que solían o comenzar a desahogarse con quienes los rodean. De cualquier manera, estas son claras señales de un trauma psicológico persistente. Antes de culparte, date tiempo para sanar y comprender. Muestra compasión hacia ti mismo antes de decirte que eres una mala persona.

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