¿Qué tipo de infancia tuviste? Muchas veces, cuando hablas de haber tenido una infancia mala o abusiva, la gente lo asocia con abuso físico, el tipo que deja marcas y moretones. Pero ¿qué hay del tipo que deja cicatrices invisibles? El abandono emocional en la infancia es un tipo de abuso en el que se ignora al niño, no se le toma en serio y se le dice que sus sentimientos no importan, tratándolos como si no estuvieran allí.
Esta puede ser una experiencia difícil y devastadora, y puede afectar la forma en que te ves a ti mismo y a los demás, arruinar tus relaciones e incluso afectar tu salud emocional y física. Para aprender más sobre esto, aquí tienes cinco señales de que has sufrido negligencia emocional en la infancia.
1. Tienes dificultades para entender tus emociones
Si tus sentimientos fueron ignorados cuando eras niño, nunca aprendiste a sentirlos y expresarlos de manera saludable. En lugar de hablar y apoyarte, tus padres pueden haberte ignorado o te dijeron que no era gran cosa. Como resultado, ahora puede resultarte difícil reconocer las emociones que sientes, y mucho menos expresarlas a los demás. Un artículo de investigación de 2013 incluso encontró que el abandono emocional temprano en la infancia desempeña un papel en el desarrollo de la alexitimia, que es cuando tienes dificultades para identificar, descifrar y comunicar tu propio estado emocional. Después de todo, si tienes dificultades para entender tus propias emociones, tendrás más dificultades para enfrentarlas y superarlas.
2. Evitas situaciones sociales
El hogar en el que creciste se convierte en la norma para los tipos de relaciones que formas. Durante la infancia, el tiempo que pasas con tus padres es cuando aprendes a conversar, expresar tus emociones y opiniones, y divertirte con los demás. Entonces, si experimentaste negligencia, tu oportunidad de aprender a socializar también fue descuidada. Un estudio de 2019 mostró que crecer sin un cuidador sensible y receptivo que brinde apoyo emocional y seguridad tiene efectos negativos en el funcionamiento social. Esto significa que, como adulto, es posible que tengas miedo de las personas y hagas todo lo posible para evitar las reuniones sociales en general. Tal vez sientas que no sabes qué hacer o decir, o simplemente tienes miedo de ser rechazado por los demás, igual que solías ser cuando eras niño.
3. Tienes una baja autoestima
Cuando eras niño, dependías por completo de tus padres. Estaban aquí para enseñarte no solo sobre el mundo, sino también sobre ti mismo. De esta manera, acabas interiorizando las ideas y valores de tus padres y haciéndolos tus propios. Entonces, cuando tus padres te descuidaron e ignoraron, te enviaron el mensaje de que no importas. Aquí es donde tu imagen de ti mismo y tu autoestima pueden haber sido dañados, y a medida que creces, llevas estos sentimientos contigo a lo largo de tu vida. Como adulto, es posible que descuides cuidar de ti mismo debido a sentimientos de incapacidad y sentir que no eres lo suficientemente bueno para los demás que te rodean.
4. Intentas complacer a todos
Los niños que crecieron en hogares emocionalmente negligentes a menudo tenían que prestar atención a las emociones de sus padres en lugar de a las suyas propias. Si tuviste que asegurarte constantemente de no molestar ni enojar a tus padres, es posible que hayas crecido para convertirte en una persona complaciente. Esto puede significar tener miedo al rechazo o al abandono, estar preocupado por lo que piensan y sienten los demás y tener miedo de decir que no porque no quieres aparecer como una persona mala o herir los sentimientos de los demás. Pero esto puede afectar tu salud mental, dejándote atrapado en relaciones en las que das más de lo que recibes, sobrecargado porque has asumido demasiada responsabilidad o agotado de intentar cuidar de todos los demás.
5. Sientes resentimiento inexplicado hacia tus padres
A veces, los padres no son intencionalmente descuidados. Pueden proporcionarte un techo sobre tu cabeza, acceso a la educación y comida en tu mesa. Sin embargo, por mucho que puedan proporcionarte todas las cosas materiales que necesitas, pueden haber olvidado que también necesitas amor. Como resultado, cuando creces, es posible que sientas ira o resentimiento inexplicado hacia ellos. Tal vez los evites o nunca los visites. Incluso puedes sentirte confundido acerca de por qué sientes lo que sientes. Después de todo, no puedes decir que te privaron de necesidades humanas básicas o que te maltrataron. Pero incluso si no reconociste la negligencia emocional a la que te sometieron, es posible que lo hayas sentido. Sabías que algo faltaba y aún lo sientes hoy, aunque no estés seguro de cómo explicarlo.